Colonia Tapinoma nigerrimum (I)

Colonia Tapinoma nigerrimum: una adopción exitosa

En mayo de 2018 conseguí una reina de Tapinoma nigerrimum. Estaba metida en un tubo de ensayo y tenía ya algún huevo, pero algo parecía no ir bien. Los huevos estaban desperdigados por el tubo y la reina no parecía hacerles mucho caso. Pasaron 3 semanas y la situación no cambiaba. Ninguno de los huevos evolucionaba y seguían sin verse larvas.

A finales de mes, en un paseo por el campo, vi uno de los frecuentes traslados que realizan las Tapinomas. Era una colonia enorme que iba de un sitio a otro trasladando huevos, larvas y pupas y decidí robarles unas pocas pupas para ver si mi reina las adoptaba. En ocasiones, el introducir huevos, larvas o pupas de otra colonia de la misma especie despierta el instinto de la reina e incentiva la puesta de huevos. Podía ser una solución al problema que parecía tener mi reina.

Pupas de Tapinoma nigerrimum

Pupas y larvas de Tapinoma nigerrimum

El proceso de adopción se realizó con rapidez, y pronto la reina recogió y apiló todas las pupas adoptivas en una montañita que cuidaba a todas horas.

Reina Tapinoma nigerrimum con pupas adoptivas

Reina Tapinoma nigerrimum con pupas adoptivas

Como se puede ver en la foto de más arriba, había ya alguna pupa bastante oscura, lo que indicaba que estaban a puntito de ‘nacer’. Y así fue, a los pocos días ya estaba activa la primera hija adoptiva, que posaba así de contenta ante la cámara, aún con el color blanquecino de recién nacida:

Hija adoptiva Tapinoma nigerrimum

Hija adoptiva Tapinoma nigerrimum

El proceso de adopción había sido todo un éxito y cada día había un nuevo nacimiento. Aquí podéis ver la segunda obrera adoptiva al lado de la reina y a la primera ya un poco más oscura, mirando a la cámara igual de fotogénica.

Segunda obrera adoptiva

Segunda obrera adoptiva

El proceso había ido tan bien que lo repetí una segunda vez, ya que la megacolonia salvaje de Tapinomas seguía moviendo larvas de un sitio a otro. Esta vez las primeras hijas adoptivas ya estaban preparadas para ayudar a su reina en el proceso de traslado de las nuevas pupas adoptivas. Por cierto, esa obrerita negra tan trabajadora que se ve es la hormiguita fotogénica de antes:

Adopción Tapinoma nigerrimum

Adopción Tapinoma nigerrimum

Y no solo la reina había adoptado a las pupas, sino que habían empezado a aparecer montoncitos de huevos que estaban junto a estas pupas. Parece que a mi reina se le había despertado el instinto maternal y por fin había empezado una puesta de huevos en condiciones :). Y la familia no paraba de crecer cada día. El último nacimiento era la gigante de la familia. Una obrera enorme casi del tamaño de la reina. Un ejemplo claro del gran polimorfisto que existe en esta especie:

Colonia adoptiva Tapinoma nigerrimum

Colonia adoptiva Tapinoma nigerrimum

Pero no todo iba a ser tan bonito. Revisando la colonia con una lupa vi algo que podía pasar al introducir pupas ‘salvajes’, a pesar de que había revisado con cuidado para que no pasara. Y es que no solo había introducido pupas y larvas. También había introducido ácaros, que los veía pasearse por la montañita de pupas. Había unos cuantos y aunque eran diminutos, se podía ver cómo se desplazaban y pasaban de pupa en pupa.

Ácaros en las pupas

Ácaros en las pupas

Además que no había duda de que se trataba del temible ácaro rojo. Lo bueno es que parecía que solo afectaban a las pupas y ninguna de las obreras ni la reina tenían ninguno visible. Era el momento de actuar antes de que la plaga de ácaros se extendiera más.

 

Nota: introducir huevos, larvas o pupas salvajes en nuestra colonia puede tener sus riesgos. Lo primero es estar 100% seguros de que se trata de la misma especie, en cuyo caso es bastante probable que la adopción sea exitosa. No obstante, aparte de la introducción de ácaros, se han dado casos en que las hijas adoptivas acaban atacando a la reina una vez han nacido. Por otra parte, no se debe destruir ninguna colonia salvaje para coger estos huevos, larvas o pupas. Normalmente los huevos están dentro del hormiguero, en zonas profundas, por lo que no son accesibles sin causar daño a la colonia. En el caso de las Tapinoma, es relativamente fácil cogerlos porque suelen realizar muchos traslados y se pueden ver en largas hileras de obreras por el suelo transportándolos en sus mandíbulas.

 

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