Colonia Pheidole pallidula (II)

Colonia Pheidole pallidula: eliminación de inquilino no deseado y traslado al nuevo hogar

Como se mostraban tan activas y ya eran un número razonablemente alto (en torno a 50-60), decidí trasladarlas ya a un hormiguero. Elegí un hormiguero de 10×10 con seta, ya que se trata de una especie que requiere una humedad elevada, y la seta es un buen mecanismo para proporcionarla. Pero antes cogí el tubo y me puse a observarlas un rato con la lupa. Y entonces lo vi. Un ácaro iba pasando de hormiga en hormiga, subiéndose en sus cabezas y usándolas a modo de transporte.

No podía pasarlas al hormiguero si había ácaros, porque entonces sería mucho más difícil erradicarlos. Pero claro…¿cómo podía aislar a la hormiga que tenía el ácaro?

Decidí armarme de paciencia y con un bastoncillo fui pasando las hormigas una a una al hormiguero, hasta conseguir pillar a la hormiga con el inquilino indeseado. El procedimiento era simple: introducir el bastoncillo en el tubo, dejar que alguna hormiga se subiera en él y entonces meterlo en la caja de forrajeo del hormiguero y con unos golpecitos conseguir que la hormiga se soltara y cayera dentro de la caja. Parece sencillo pero no lo es tanto cuando al final tienes hormigas moviéndose por todas partes :).

Por suerte conseguí que la hormiga que en ese momento llevaba encima el ácaro se subiera pronto al bastoncillo. El primer paso estaba conseguido. Pero ahora surgía otro problema: ¿cómo separar un ácaro diminutísimo de una hormiga diminuta que no para de moverse sin dañarla?

A grandes males, grandes remedios, así que se me ocurrió que una buena manera de mantener quieta a la hormiga era sumergirla un rato en agua. Así que la metí en un pequeño bote con agua y lo agité un poco. No se trataba de ahogarla, solo de empaparla y que tuviera que estar un rato quieta secándose las patas y antenas. La saqué del bote y la puse encima de una servilleta, y aproveché ese momento en que aún estaba atontada para, con ayuda de una lupa y una jeringuilla, separar el ácaro. Aquí podéis ver el tamaño, que aunque la foto esté hecha a través de una lupa de 40 aumentos, podéis haceros una idea viendo que donde está una aguja muy fina de una jeringuilla:

Ácaro

Ácaro

El proceso de limpieza estaba acabado así que conecté el tubo de ensayo al hormiguero. Más tarde descubrí que este tipo de ácaros no son perjudiciales para la colonia. Es del tipo que se llama ‘comensal’ y que se alimenta de los restos de desperdicios que hay por el hormiguero. Incluso son beneficiosos porque ayudan a mantener limpia la colonia. Pero ante el desconocimiento…más vale prevenir que curar!.

La mudanza fue bastante rápida, tal vez porque como había ya varias hormigas dentro del hormiguero (las que había ido soltando en la caja de forrajeo) se sentían más seguras para sailr del tubo al detectar ya el olor de sus hermanas dentro del hormiguero. El caso fue que la reina salió pronto a explorar escoltada por varias obreras:

Reina reconociendo el terreno

Reina reconociendo el terreno

Reina reconociendo el terreno

Reina reconociendo el terreno

Al final acabaron instalándose en una de las cámaras próximas a la seta, aunque más tarde ya se asentarían definitivamente en la propia seta. Y es que las pheidoles pallidula son unas yonkis de la humedad.

Colonia instalada

Colonia instalada

Como la caja de la forrajeo de este hormiguero 10×10 es muy pequeña, decidí conectarlas a una cajita de forrajeo externa. Esta caja es muy cómoda y muy práctica, porque tiene un cierre totalmente hermético tanto en la parte de la tapa como en la conexión y además tiene una rejilla que permite una buena ventilación.

Colonia con caja de forrajeo

Colonia con caja de forrajeo

Ya estaban instaladas en su nuevo hogar, aunque aún se les quedaba bastante grande. Pronto empezaría a llenarse todo de huevos, algunos de ellos exageradamente grandes…¿qué iba a salir de ahí?

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